PARA PENSAR LA IDENTIDAD DE UN PROYECTO




 LA DIMENSIÓN ARTÍSTICA RADIOFÓNICA




Por Gastón Montells- Colectivo La Tribu














UNA CIUDAD Y SUS MODOS DE OÍR








El lugar donde vivimos es un territorio de sonido anudado a una seguridad: la que implica que todos al escuchar una cosa entendamos lo mismo por eso y podamos comprender. Muy probablemente el diálogo se realice más a partir de la incomprensión que de la certeza. Una pregunta nace generalmente de una inquietud. Por eso la opción de preguntar es motivada muchas veces por la posibilidad que un emisor deja en el aire en el momento mismo de su enunciación. Todo lo que somos juntos en el territorio donde vivimos también lo es por nuestro modo de sonar. Si hay una instancia organizadora de cualquier conversación son los modos de oír de un lugar. Esos modos que configuran comportamientos particulares de recepción y exigencias puntuales de producción. Por eso las radios construyen, además de sus propuestas comunicacionales, modos de oír donde se ponen en juego las maneras de aparecer del emisor y el receptor. Se dice que un símbolo es democrático porque su condición de metáfora le permite al que dialoga con él, poner en juego su capacidad creativa en la interpretación del mensaje. Valer su autonomía en el momento justo donde se apropia del sentido de un texto o un sonido. Donde hay un símbolo, hay muchas veces polisemia (“pluralidad de significados de un mensaje”).Y esa condición significante opera en la democracia de la comunicación. En el hecho concreto de que el interlocutor de ese momento de intercambio pueda definir los términos de la constitución de su relato.













El gran desafío inicial es pensar en sonido y corresponderle una gramática propia de la enunciación sonora. El desafío siguiente es una tarea contextual: reinventar el modo de sonar la comunidad. Justamente para constituirla, empezando por llevar al aire de la radio, los sonidos singulares de todos los bordes territoriales de nuestras calles. Si somos lo que sonamos es porque hemos logrado, estrategia mediante, convertir un objetivo en una pieza de sonido. Nada de lo que suena está ahí sin significar. Sea por accidente, imprevisto o planificación, el aire de nuestras radios expresa no sólo lo que queremos comunicar sino además todas aquellas perspectivas que se ponen en juego en el momento mismo de la enunciación.






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LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD.




La identidad de una radio no sólo está en lo que pasa sino centralmente en lo que somos en la vida en comunidad. La identidad empieza en la definición pero se realiza en la acción. En las prácticas transversales al proyecto que nombra. La identidad de una emisora también son sus alianzas y articulaciones. Tanto con actores sociales de su comunidad como con otros lenguajes y soportes que le sirvan en los términos de su intención comunicacional. El diseño gráfico, la plástica, el teatro, la composición poética, el graffiti, la imagen audiovisual, etc. Cada proyecto construye una imagen de sí mismo. Y esa imagen de sonido convoca todas las definiciones que organizan el proyecto que le da marco.




Ahí se pueden leer las figuras legales, los modos de organización, la manera en la que se toman las decisiones, la agenda periodística estratégica, el perfil del destinatario deseado, el estilo, carácter y color de las voces institucionales.




En este caso, el logo sonoro, la marca, pieza institucional, sigla, cuña, señal identificatoria.




Pero también los elementos que además de portar el sentido funcionarán como organizadores del aire.  Las cortinas musicales, la elección de las voces, su color, la noción de ritmo, la elaboración de un criterio musical, las aperturas, cierres, separadores. La publicidad, las campañas sociales y los elementos de ubicación del aire. El tratamiento de la información, el uso de recursos dramáticos.




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